En 2020 la pandemia generó crisis en diferentes sectores a nivel macro y micro, lo cual causó el cierre de muchas empresas, la reducción de salarios y sobre todo, el desempleo de miles de personas.
Este es el escenario actual para empresas de cualquier tamaño. Sin embargo, hay áreas de oportunidad para las pymes en regiones como Latinoamérica, mismas que detallo a continuación.
La siguiente perspectiva deriva de mi experiencia como consultor y emprendedor en los últimos años fuera y dentro del país. Haber trabajado con grandes bancos y corporativos, así como pequeños negocios y startups, me ha permitido apreciar sus diferencias y convencerme de que el cambio para el país en la siguiente década dependerá en gran medida de la calidad con la que se creen y crezcan las pymes.
¿Por qué el área de oportunidad está en las pymes? Las grandes empresas son complejas, así que su capacidad para cambiar procesos es lenta y burocrática y, por lo tanto, sus oportunidades disminuyen.
Muchos de los efectos de 2020 se verán reflejados en el siguiente periodo, pues se podrán hacer tangibles no solo los estragos, sino también el aprendizaje de todo un año. Tal aprendizaje logra denotar una línea que antes era casi invisible; reducía el accionar dentro de las empresas o era la principal limitante para no actuar de manera diferente. Hoy, esa línea se percibe con mayor claridad y separa a tres tipos de pymes.
Son conscientes de que muchos de sus competidores ya no están y que la oportunidad se vuelve más grande porque pueden acaparar un mayor mercado desatendido. Igualmente, tienen presente que para lograr lo anterior requieren inversión.
La pandemia los acercó a conocer con mucho más detalle a sus clientes y usuarios; ahora saben que requieren de medios digitales y que sus procesos deben automatizarse. Entienden que pensar de esta manera ya no es un lujo, y lo más importante, comenzaron a realizar todas estas acciones de cambio.
No lograron darse cuenta de que su modelo de negocio podría renovarse. Estas empresas no lograron concebir otro punto de vista. Consiguieron subsistir el primer año de pandemia, pero no saben qué va a pasar en los próximos años y continuarán realizando sus actividades igual que antes.
Saben que el mundo está cambiando; se dieron cuenta de muchas cuestiones que requieren modificar internamente. Piensan que las cosas van a volver en algún momento a la “normalidad” y tarde o temprano todo retomará su curso.
Dentro de este grupo se encuentran las que seguirán con sus modelos y procesos actuales; esperan ser la excepción a desaparecer sin considerar que el mercado tardará en acostumbrarse a nuevos modelos.
Ciertamente, toda empresa que rechaza la digitalización tendrá un periodo de gracia, ya que implementar modelos digitales en un ecosistema poco digitalizado como la región de Latinoamérica requiere de mucho tiempo, esfuerzo y educación y puede tomar años.
Independientemente de la velocidad con la que avancen, el ritmo de los negocios se acelerará al punto de que las pymes que no estén listas simplemente dejarán de existir. En cambio, ena vez que el mercado esté preparado para recibir estos nuevos modelos, las que supieron adaptarse podrán ofrecer soluciones que estén al nivel de la demanda y hacer frente a los grandes monopolios.
Sus líderes tienen presente que digitalizarse no solo implica usar redes sociales, Whatsapp y correo.
Experimentan probando diferentes aplicaciones que dan trazabilidad de un cliente, desde que se contacta por primera vez, hasta que se le da soporte.
Conocen términos y conceptos como SaaS, CRM, ERP, Workspace, enterprise, etc.
Sus líderes están orientados a crear comunidades.
Hablar de soluciones en la nube es normal para ellos; discuten de la posibilidad de implementar tecnologías como firma digital, inteligencia artificial, blockchain u otras.
La digitalización de las pymes no es para todos, así como tampoco ser una de ellas asegura el éxito económico. Probablemente, en el camino nos encontremos con falta de presupuesto e inversión y con la férrea competencia contra grandes empresas que llevan cierta ventaja.
Sin embargo, esto no debe ser un impedimento, pues la situación global nos brinda al mismo tiempo oportunidades y todo lo que se requiere saber acerca de herramientas digitales y digitalización.
No se trata de inventar el hilo negro; se vale reproducir modelos que han funcionado en otras partes del mundo y traducirlos a las necesidades de la región en la que se encuentren.
Si bien el ADN de cada empresa es único, todas las pymes propensas a sobresalir se conforman por líderes y colaboradores que se toman el tiempo de prepararse y aprender de su ecosistema.
Finalmente, el éxito de las pymes dependerá de qué tan rápido evolucionen y qué tan bien escuchen a sus clientes.